Un conflicto que debe superarse con sentido de equidad
Un conflicto que debe superarse con sentido de equidad. La liberación de aranceles a un paquete de alimentos que el Gobierno puso en agenda partió evidentemente de algo bien sabido: que el efecto tributario se traduce en aumentos de precios al consumidor.
Pero los productores locales de los rubros comprendidos se oponen casi a unanimidad a la exención alegando que generaría una competencia desleal a sus sectores aunque de ordinario tales pagos aduanales son vistos por ellos mismos como contrarios a su rentabilidad.
Es decir: la presión tributaria es reprobada por igual como perjuicio para proveedores y usuarios pero mucho se ha dicho desde el punto de vista social, económico y tributario, que este país encuadra en la lista de los que menos recaudan y también de los que más insuficientemente generan servicios públicos a sus ciudadanos.
La fórmula ideal sería aquella que solo pretenda suprimir contribuciones a suministros esenciales en una medida que no perjudique ni a unos ni a otros pero defendiendo en prioridad la economía familiar de las ineficiencias locales que se traducen en abastecer al mercado interno con artículos que experimentan agudas escaseces o resultan de excesivos precios finales.
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